No soy un jardín perfecto, de rosas en hileras,
soy un campo indomable de
flores extranjeras,
mis tallos cubiertos de
espinas para protegerme,
de cualquier avaricioso que
diga quererme.
Mis raíces retorcidas,
pétalos desiguales,
pero en mi caos florecen
colores joviales,
desde mis grietas brotan, ambiciosas
del exterior,
son flores únicas hechas a
base de mi dolor.
Las grietas en mis hojas dejan que, entre la luz,
y en mis ramas un brote
nuevo floreció con plenitud
un fruto de esperanza,
néctar delicioso en la adversidad,
algo que demuestra lo
hermoso en mi fatalidad.
Si la belleza es
perfección, yo prefiero ser salvaje,
un jardín de
imperfecciones, un edén sin maquillaje
representación viva de la
naturaleza y su ser impredecible,
sin nada ordinario, la belleza de lo imposible.
Con todo mi cariño,
Madame Emilie Dupont

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